Abril y Daniela, dos niñas de entre 10 y 12 años interpretadas por dos actrices adultas, se encuentran en un parque de bolas en el que pasan el angosto tiempo depositadas. Juntas, nos muestran un análisis y crítica sobre el mundo adulto que les rodea.
Notas.
"Bolas" en una bofetada que busca espabilar a este mundo adulto obsesionado por dar a los niños todo lo que piden y no lo que necesitan: atención.
Estudié fotografía y educación, entre otras cosas que no guardan relación con la dramaturgia pero que sin duda me han servido para enriquecer mis textos. Mis primeros pasos en las artes escénicas fueron como actor seguidos por la labor de dirección, hasta recalar convencido en el perfil de dramaturgo. ¿Por qué? Porque escribir las palabras que brotan de los personajes que imagino es el acto que mejor me desarrolla e identifica. Mis primeros proyectos se desarrollaron con la compañía Proyecto Memoria. En el año 2010 fui incluido en el grupo -14 voces emergentes del teatro español actual- por el catedrático John P. Gabriele (The College of Wooster, Ohio.) Tras un complejo de Jonás superado (miedo al éxito) empezaron a presentarse publicaciones, estrenos y premios. He aprendido leyendo, viendo, escuchando y pensando lo que han hecho otros; y a fuerza de practicar, experimentar y repensar lo que hago. Escribo las obras que me gustaría ver en un escenario o leer en un libro. Seducir a un espectador/lector, prototipo y sin nombre, no está entre mis objetivos. Sigo aprendiendo. Sigo incompleto. Sigo cometiendo errores y aciertos. Ojalá no acabe nunca.
Escritura.
No le dedico mucho tiempo al análisis de mi estilo porque intuyo que detrás se esconde la trampa de la unidad de la obra. Esa unidad, se concentra en mis manos autoras, que siempre son las mismas. Sí advierto elementos o formas que suelen entrar en juego, unos de forma continua, otros a intervalos. Los componentes que siempre me acompañan son la ausencia de autocensura, el marcado compromiso social, la presencia de ecos humanos a la deriva, la determinación de una acción escénica concreta y el trazo de palabras que evocan imágenes. Los componentes que entran en mi dramaturgia a intervalos son aquellos que dejo salir de las lenguas de los personajes, es decir, en cada obra entra lo que los personajes quieran que entre. Mis estructuras son fragmentadas, siempre, con el único propósito de que el espectador/lector participe en la obra como un tejedor que va sumando hilos en un telar hasta completar una pieza/significado total. Todo esto no es inamovible, es lo que hasta la fecha he dejado sobre el papel o los escenarios, mañana puede que mute o se desintegre para convertirse en otra cosa. ¿Cómo saberlo? ¿Quién necesita alejarse de la incertidumbre?