universo #06
«Todavía nadie se ha preocupado de contarle
bien al gran público que ahora mismo existe
un movimiento autoral sin precedentes.»
Álvaro Vicente se pasa una mañana nublada por nuestra oficina para conversar un rato sobre teatro desde su visión como periodista cultural. Durante la conversación tengo la sospecha de que, de alguna forma, sus dobles (¿Clonación? ¿Ubicuidad?) siguen impulsando a golpe de tecla la preparación del próximo número de la revista Godot. Enrique Bazo, otoño de 2016.
La revista Godot/Godoff ha cumplido recientemente seis años de actividad y en tan poco espacio de tiempo se ha convertido en todo un referente informativo sobre la escena madrileña. ¿Cómo y por qué surge?
Godot surge de las cenizas de otra revista: la revista Teatro Madrid, que se llevaba publicando bastante tiempo, la publicaba la editorial de El jueves hasta que RBA compró El jueves y con ello compró también nuestra revista. Al poco tiempo, a RBA no le interesaba esa revista y la cerró. Pero yo pensaba que era evidente que el hueco que dejaba estaba ahí, o sea, claro que había otras revistas del mismo ámbito como ahora, pero pensábamos que podíamos aprovechar ese hueco. Así que me reuní con el equipo de otra revista que se llamaba El embrujo y que no tenía muy claro para dónde tirar; eran una revista cultural más diversa, pero les interesaba mucho el teatro, y nos animamos a hacer una revista nueva de teatro que recuperase un poco esta idea de revista mensual de divulgación de la actividad teatral madrileña. Pero lo que queríamos hacer para diferenciarnos un poco era tener una revista que estuviese a medio camino entre lo que es la pura revista de cartelera y la revista académica (como Primer Acto); porque entendíamos que hay un espacio en medio que era interesante cubrir de cara a los aficionados al teatro.
Nuestra idea con la revista era crear afición o sostener la afición que ya existía; que si vas al teatro pudiésemos darte la información necesaria para contextualizar la experiencia que vas a tener, conociendo los orígenes de los montajes, quién está metido ahí, por qué se monta determinada obra o por qué la lleva a cabo determinado actor, director, etcétera.
Tuvimos muchas discusiones en torno al nombre de la revista. Hubo una terna final que, si no recuerdo mal, eran Medea, Otelo y Godot. Y ganó Godot. Arrancamos en septiembre de 2010 y hasta hoy es cierto que hemos conseguido ser referentes, porque estamos muy cerca de la profesión, del sector. De hecho, nos consideramos parte del sector, somos teatreros, nos metemos a fondo y la gente ha ido viendo que cumplimos ese objetivo de sostener la afición al teatro con información rigurosa y bien hecha.
¿Qué buscáis conseguir dedicando una publicación específica al off?
Nuestra intención inicial siempre fue recoger toda la actividad teatral de Madrid, independientemente de que fuera el Teatro Real o la sala Pradillo. Todo lo que cupiera en ese arco tenía para nosotros el mismo interés y queríamos darle el mismo tratamiento. Es cierto que al final, por cuestiones comerciales, sociales e incluso de repercusión mediática, terminas focalizando más en determinados contenidos. Pero, atendiendo a la sociedad teatral, a lo que se mueve en Madrid, hemos visto que el off ha tomado una relevancia que antes no tenía. Se empezó a hablar del boom, de este momento álgido de apertura de salas y demás… Nosotros al principio no hacíamos diferenciación, pero había una serie de páginas dentro de la revista que se encargaban de las salas pequeñas, del pequeño formato, del teatro de proximidad, etc. Y en ellas íbamos haciendo cada vez más hincapié, al fin y al cabo lo que hacíamos era recoger lo que sucede: que empieza a haber un movimiento hacia 2005-2007, de apertura de salas y del trabajo que surge en ellas… que para mí tiene mucho que ver con otro boom que es el de las escuelas de teatro. En Madrid, a partir de la década de los noventa, se empezaron a abrir un montón de escuelas de interpretación y todo ese caudal humano que se vertía a la sociedad… obviamente el teatro no era una un sector tan grande para absorberlo. Por eso, directores y actores empezaron a abrir sus propias salas, escuelas que tenían sus propias salas de exhibición, actores y autores que creaban compañías y se asociaban con alguna sala… Todo esto ha tenido como consecuencia que se haya desencadenado una actividad teatral en aumento y necesitábamos cada vez más páginas para cubrir todo esto.
El propio sector, el propio off nos ha devuelto la gratitud y el interés que hemos mostrado, porque hasta hace poco apenas había medios que les atendieran.
Por eso le hemos ido dando cada vez más espacio y además, con la llegada de las redes sociales, ha sido mucho más fácil compartir el contenido… Decidimos incorporar las críticas de los espectáculos del off, porque hasta entonces era muy raro que un medio de comunicación hiciese una crítica de una obra en una sala de cincuenta butacas; muy raro que un crítico de uno de los grandes diarios baje a la arena, a no ser que se trate de un fenómeno puntual. Todo esto nos fue dando una idea y un buen día nos planteamos que podíamos partir la revista directamente y a mí, un día tonto, se me ocurrió decir "Ah, ¿y si hacemos Godoff?" (Risas) Claro, mis compañeros me miraban como… "Tú estás mal de la cabeza". Pero afortunadamente funcionó, también nos inventamos esta historia de que si la revista se mira por un lado es una cosa y si se le da la vuelta es otra… Todo esto le ha dado mucha más entidad a la parte del off, le da una equiparación con el resto del teatro de Madrid… y sobre todo no ha sido porque lo hubiésemos decidido nosotros, sino porque estaban pasando cosas, en Nave 73, en la Casa de la Portera o en Guindalera… cosas que no eran residuales. Se ha fomentando una forma de hacer y de entender el teatro distinta, muy comprometida con el espacio en que nace. El feedback de la profesión y los lectores ha sido muy bueno y también nos ha diferenciado de otras revistas del sector.
La apuesta por el medio digital es fundamental en el mundo actual y sin embargo conserváis la publicación escrita. ¿Por qué? ¿Qué tráfico de visitas de lectores se produce entre una y otra?
Por cuestiones de dinero no puedes tener una tirada mayor o una revista de 150 páginas, como uno desearía, por eso empezamos a invitar a la gente a seguir leyendo en la web. Por ejemplo: publicamos fragmentos de las entrevistas en la revista que terminan de leerse en la web; o los reportajes incluso son más amplios en la web, hay contenidos exclusivos…
La repercusión es mucho mayor gracias a las redes sociales, lo que pasa es que nosotros siempre hemos querido mantener el papel por una cuestión puramente romántica, por un lado, y por otro porque es una revista que no se compra, es gratuita y está en los lugares que pensamos que es donde están nuestros lectores potenciales. Además, la edición en papel también tiene sus peculiaridades y sus cuestiones únicas: hay cosas del papel que no pasan a la web, también hay una idea de fomentar el coleccionismo, queremos que sea una revista que los teatreros quieran guardar. Que tenga cosas que se merezcan conservar, como por ejemplo que en un número se publique el texto inédito de un autor o un determinado reportaje, artículo…
En cuanto a lo digital, tuvimos una ayuda que nos permitió hacer la web que tenemos hoy, porque nosotros empezamos con una web muy básica. Esta nueva web es mucho más ambiciosa, ya está planteada para ser bicéfala: con una pestaña para Godot y otra para Godoff, de forma que en la revista nos podamos quitar las páginas de cartelera y volcarnos en otros contenidos.
Como observador y cronista de la escena madrileña, ¿qué visión tienes acerca del actual panorama autoral?
Creo que la actual situación autoral tiene mucho que ver con la madurez social y cultural de este país, más allá de todos los "peros" que podemos ponerle a la política cultural y demás. Lo que es cierto es que hay un mayor acceso a la educación y, si rastreásemos cada una de las profesiones, veríamos que hay un boom en casi todas… Yo creo que, en el caso del teatro madrileño, responde un poco a que empiezan a salir promociones de la RESAD, de otras escuelas, se multiplican los talleres de dramaturgia… todo esto sucede, yo creo, que en los noventa… y también arrastrados por la generación que empieza a tener un mayor impacto (es decir, Rodrigo García, Angélica Lidell, Juan Mayorga, José Ramón Fernández, Laila Ripoll…). Yo creo que la actual generación que protagoniza este boom se mira en esos autores, porque han estado más presentes en el teatro español gracias al empuje de las salas alternativas; si se han consolidado Lidell, García o Mayorga es gracias a sus primeros pasos en salas como Cuarta Pared, Pradillo o Triángulo. Hasta entonces, Madrid era un sitio con veinte teatros en los que con suerte podías ver a dos, tres autores españoles… y eran ya de la cuerda de Buero Vallejo…
Uno de los grandes caballos de batalla actuales del teatro es que sea capaz de crear red entre los profesionales, ¿qué papel juega lo digital en esto?
Hay mucha dispersión. El propio fenómeno de las salas es muy disperso. Es verdad que una revista como Godoff y el impacto digital que tiene, primero lo que te da es una visión de que el medio es muy amplio; y eso significa que, afortunadamente, no estamos solos. Pero también es cierto que no hay mucha comunicación entre todos estos fenómenos y sigue habiendo mucho aislamiento. Aunque a veces hay pequeños intentos de encarrilar esa red. Nosotros, por ejemplo, cuando hicimos el número 50 de la revista, hicimos una foto de familia, de "generación", la que llamamos "G-21": la "G" por Godot, por grupo, por generación… y 21 por el siglo XXI, por el 21% de IVA… Y aún así yo recuerdo que en esa foto, no sé si había dieciocho autoras y autores, desde que la hicimos hace más de año y medio cada mes me digo "Hombre, ahí faltaba éste, ésta, ésta, el otro…" Y es que la generación de Mayorga y compañía, así a voz de pronto, a lo mejor te salen quince-veinte nombres… Pero tú te pones ahora a contar y el número de autores es inmenso, hay muchísima gente escribiendo teatro con vocación clara. Hay una generación vocacional de autoras y autores muy importante. Y una herramienta como Contexto Teatral lo que te da es una panorámica global de este movimiento, porque este tipo de herramientas digitales permiten visibilizar y hacer accesible ese panorama autoral. Poder descubrir a un autor y poder contactarle directamente tiene un valor enorme. En el caso de Contexto Teatral, es una red que acaba de nacer, vosotros mismos vais a poder ver y valorar qué repercusión tiene, pero es todo un reto el tender puentes entre diferentes grupúsculos, no ya como los que hay en Madrid, sino entre las diferentes realidades escénicas que hay en cada ciudad, en cada territorio.
Yo creo que cuando esto se vea con una perspectiva histórica mayor, sí es cierto que este momento probablemente quedará marcado como algo muy importante. Y probablemente como el primer paso para que la autoría teatral sea una profesión reconocida… más allá de que se pueda vivir o no de lo que se hace.
¿En qué medida este "contexto digital" (revistas, webs, blogs, etc.) que ha surgido en los últimos años está ayudando a visibilizar la figura del autor/autora y conectarlo con un público más amplio? ¿…O es predicar al converso?
Sigue habiendo una gran diferencia entre públicos, no es lo mismo el público que va al Teatro Maravillas que el que va al Teatro de la Abadía. Al gran público que va a ese Teatro Maravillas, por lo general, el autor es algo que le trae sin cuidado. Aquí lo que le vale es el actor. Un ejemplo: la obra que actualmente tiene el Maravillas en cartel es de un autor francés, Florian Zeller (La mentira), pero si tú le preguntas a toda esa gente que llena todos los días el Maravillas, nadie va a saber quién es Florian Zeller. De hecho yo hice una prueba, porque yo hago artículos en el blog del Teatro Maravillas, e hice uno sobre el autor: Para conocer mejor a Florian Zeller. Y lo puse en Facebook, en todos lados… (Pausa) "Cri, cri, cri, cri…" ¡No le interesa a nadie! Todavía hay una distancia muy grande entre el teatro público y el comercial para con el resto del teatro que se está haciendo. Y a ese "gran público" todavía nadie se ha preocupado por contarle bien que existe un movimiento autoral sin precedentes ahora mismo. Y la importancia que se le pueda dar desde el ámbito académico, desde luego que no ha llegado al grueso de la sociedad. Seguimos teniendo una situación muy endogámica. Esto es algo que nos producimos y comemos nosotros solitos.