Pedro y Luis se encuentran en la zona canina de un parque después de años sin verse. Es un lugar fronterizo entre el mundo de los sin techo y el de los acomodados que distraen a sus hijos o a sus mascotas. Luis vive allí y Pedro ha ido a pasear a su perro. Su amor se vio truncado por un suceso que aún les martiriza y les mantiene alejados. Es un lugar en medio de ningún sitio donde reina la podredumbre. Pero quizá, entre dentelladas y chapoteando en el barro de la codicia y de la rudeza más despiadada, encuentren otra oportunidad.
Notas.
Hay lugares que no pertenecen a ningún sitio, mundos que hacen frontera con otros muchos mundos en las antípodas los unos de los otros. La clase media con ínfulas que coquetea con los suburbios por aburrimiento. Feriantes que van una vez al año y son de allí por derecho propio durante unos días. Gente que se ha visto desplazada. Gente que vive en el centro y por eso cree no vivir en un gueto. Gente incapaz de moverse de donde nació, con unas posibilidades más cortas que la cadena de su perro. Hay lugares donde la realidad y lo fantástico se dan la mano; o mejor, donde lo fantasmagórico forma parte de la realidad. Una zona acotada para perros dentro de un parque de una gran ciudad puede convertirse con el paso del tiempo en uno de estos lugares. Hay personas que tampoco pertenecen a ningún sitio, tan solo buscan a alguien con quien hacer el incesante camino de sus vidas.
Juan Montoro Lara pasó por la Escuela de Arte Dramático de Murcia y por el Aula de Teatro de la universidad de la misma ciudad. Por entonces no se le ocurría que podía expresar algo dentro del teatro más que desde la interpretación. La colaboración con pequeñas compañías acrecentó su amor por el teatro y se tradujo en un deseo de conocerlo en todas sus facetas. Unos años de encierro interior al final de la veintena le acercaron a la escritura. Tras esa travesía por el desierto entró en los treinta con muchas ganas de abrirse al mundo y expresar a través del teatro escrito. Participó en talleres con José Ramón Fernández, José Sanchis Sinisterra, José Manuel Mora, María Velasco y Paco Bezerra, entre otros. Desde entonces ha estrenado varias obras con distintas compañías: Nacho Vilar Producciones, Alquibla teatro, Apata teatro y Cía. Ferroviaria son algunas de ellas. En 2012 creó, junto al director de escena Joaquín Lisón y la performer Érika Trejo, el Laboratorio Escénico Los Menos. En la actualidad, su trabajo dramatúrgico se desarrolla en tres vertientes: teatro familiar, histórico y contemporáneo; en un sentido amplio y de juego de lenguajes.
Escritura.
«Aprehensión del mundo. Quiero que todo me interese, que todo me toque y me conmueva. Escuchar. Comunicar. El mayor ejercicio es acotar, definir, delimitar… Dejar algo de lado (todo lo demás), a alguien (el resto de la humanidad) para centrarte en algo. De acuerdo, hay algo de sufrimiento. Y cuando lo haya conseguido, cuando haya decidido qué sacrificar, que será la mayor parte del mundo, intentar que a nada de eso que se ha quedado fuera le sea ajeno aquello por lo que me he decantado. Y, que de alguna manera, aquello por lo que me haya decidido contenga todo lo demás.» (Juan Montoro Lara).
«Apprehension of the world. I want everything to interest me, touch me and move me. Listening. Communicating. The best exercise is to close off, define and set limits. To put everything (everything else) or someone (the rest of humanity) aside, which allows you to focus on something in particular. I agree, there’s a bit of suffering. And when I’ve achieved this, when I’ve decided what I am going to sacrifice and what the main focus of the storyline will be, I will try to make it so that nothing that has been left out is alien to that which I have opted for. In a certain way, that which I have decided upon also contains everything else.» (Juan Montoro Lara).