Juan Morales es congresista de Paisanos, el partido político que ha llegado para otorgar de nuevo la soberanía al pueblo y regenerar la vida social y política española. Vive en un hotel de lujo en Madrid, eso sí, y esta noche, después de haber conseguido aprobar una ley de indudable corte progresista, recibe la visita de una prostituta en su habitación. La mala fortuna hace que ella fallezca y él, casado y con una posición muy dura frente a la prostitución, intentará que Sergio, camarero del hotel, asuma la responsabilidad.
Notas. / Notes on the piece.
Morales es una reflexión sobre la distancia que media entre la moral pública y la conducta privada, hasta qué punto una deslegitima la otra o no. Además, plantea cómo determinados códigos morales pueden ser vulnerados si las consecuencias prácticas de sus actos hacen peligrar su estatos y condición social.
Comencé mi carrera como dramaturgo en el año 2012. Ese año escribí mi primer texto dramático que tuve la fortuna de que fuera premiado y publicado. Desde entonces, he seguido escribiendo teatro con la asiduidad de las peores y mejores adicciones. Debido a que mi formación era en narrativa y guion, durante tiempo tuve la sensación de que cuando escribía teatro estaba adentrándome en una casa a la que no había sido invitado. Solo el paso de los años, las publicaciones y representaciones han conseguido mitigar, que no aplacar, esta sensación de impostura. Sigo trabajando en ello.
Escritura. / Style.
En mis obras suele haber exactamente lo contrario de lo que me propongo. Es como si una fuerza primigenia que emanara del propio texto lo llevara allá por donde desea al margen de mis intenciones. He escrito dramas disfrazados de comedia y comedias que solo se sustentaban en el andamiaje del drama. En mis obras más críticas hay una aparente sensación de superficialidad y en los textos más livianos el lector o espectador descubre al final que el lodo le llega por las rodillas. Esa tensión, esa contradicción, está en mi dramaturgia, la sensación perenne de tratar de escapar de mis obsesiones, de tratar de borrar mis propias huellas en cada nueva obra y terminar, casi siempre, en el mismo lugar en el que comencé porque acabo haciendo exactamente lo contrario de lo que me propongo... como en este texto.