«Empecé a estudiar como actor porque quería ser cómico y hacer películas. Aprendí a observar con atención la vida y a los intérpretes, para comparar y para entender por qué estaba estudiando lo que estaba estudiando. Gracias a la actuación entendí como leer, creo que antes no sabía exactamente como se hacía. Al acabar mi formación en La Casona escribí y monté mi primera obra. Hice muchos cursos en la sala Beckett y entré en el Institut del Teatre para estudiar dirección y dramaturgia. Durante la carrera seguí montando algunas obras en salas alternativas hasta que estrené mis dos primeras obras en el circuito profesional. Al poco de graduarme tuve la suerte de poder estrenar tres obras seguidas, con un poco de dinero público, y fundé la compañía Produït per H.I.I.I.T. para poder gestionar el dinero. Estrenamos en la Beckett, en la sala Atrium y en la Fundació Brossa. Al año siguiente se me pelaron las manos del estrés. Fuimos residentes en el teatro Tantarantana durante cuatro años donde estrenamos tres obras. Nos dieron tres becas para hacer un proyecto que no estrenamos nunca y decidimos parar un tiempo, para respirar. Ahora escribo con más calma, con más reposo y con menos ansia. Me di cuenta de que las obras, por mucho que me guste que estén un poco crudas, adquieren profundidad y voluntad de ser contadas si las dejas fermentar. No puedo dejar de actuar, me encanta dirigir y amo escribir. Para mí las tres disciplinas se interrelacionan y no tiene sentido la una sin la otra.» (Roger Torns).
Escritura. / Style.
«Escribo pensando en la acción, en los intérpretes en escena moviéndose. El decir debe ser una necesidad y el que dice no debe saber con certeza lo que dice. Amo la incertidumbre y la confusión en escena. Hace tiempo que intento no acotar y centrarme solo en las palabras que dirán los cuerpos. Me gusta pensar que la acción está ahí y que hay que descubrirla en escena, actuando. Para mí las palabras son la culminación de la acción, o un intento de los personajes para magnetizar el sentido de lo que está pasando tanto fuera como dentro. Intento que los personajes nunca tengan certezas y que no expliquen lo que les pasa, o que si lo explican no sea eso lo que realmente les pasa. Gozo cuando no estoy de acuerdo con ninguno de ellos. Procuro escribir para provocar la escucha entre los intérpretes que actuaran la función. Intento siempre que el espacio sea un lugar fértil para el juego, un recipiente que deje entrever lo que hay dentro de los cuerpos desde la ligereza y la acción. Creo que hablo de violencia contenida, de fantasmas que necesitan dejarse ver y de la necesidad de amarse, pero es solo una creencia y mira que no soy creyente, o eso creo.» (Roger Torns).