Elena, una chica de apenas 12 años, espera tras salir de sus clases particulares de inglés, a que su padre venga a recogerla; pero el tiempo pasa y nadie aparece. El tiempo distorsiona el espacio y la mente de Elena quedando atrapada en su propia pesadilla. Atraviesa el espejo de la infancia para entrar en el mundo adulto donde tendrá que intentar escapar enfrentándose a todos los miedos, temores y neuras que dominan un mundo al que aún no pertenece. Poetas estirados, hombres con demasiada prisa para escucharla; administrativos hiperactivos; médicos dormidos y un monarca neurótico, depresivo y misógino que renunciará a su corona en favor de Elena. ¿Cómo gobernar un reino que no sabe que existe, que no entiende sus reglas, en el que todos sólo miran a su ombligo y pasan las cosas antes de que sucedan? Mientras, ella tan sólo quiere encontrar la manera de salir de allí o ponerse en contacto con su padre, aunque tenga que pedírselo al mismísimo Bórbely del que todos hablan.
Notas. / Notes on the piece.
"El lenguaje que utiliza para esta pieza fluctúa entre un lenguaje ágil, picado, directo, coloquial pero no por eso cotidiano. Es un lenguaje lleno de teatralidad, donde el absurdo del mundo de los sueños es recreado a través de las palabras de los personajes. (...) Pero sin duda, lo que nos hace construir mentalmente, y por tanto ver y creer el mundo de la obra son las ágiles conversaciones de nuestros protagonistas. Este es sin duda uno de los grandes méritos del texto: saber crear un universo de ensueño a través de los diálogos." (Fragmento del prólogo escrito por Antonio Hernández Centeno).
En clase de ciencias naturales nos enseñaban que los seres vivos “nacen,crecen, se reproducen y mueren”. Veamos si este autor cumple con todos estos requisitos. 1. Nació de culo en el hospital materno infantil. Ya en los setenta las madres dejaron de dar a luz en sus casas y abrazaron los beneficios de la epidural. 2. Creció bastante, hasta alcanzar los ciento noventa y tres centímetros. Como de jovencito la cara se le pobló de granos comenzó a escribir y a leer toda ejemplar de Escélicer que caía en sus manos. Medio estudió psicología, pero la abandonó para convertirse en un teatrero de los de antes. Ha sido actor, director, empresario ruinoso y, por supuesto, autor premiado y representado. Sigue paseando su pluma -la de escritor, no la de loca noctámbula- por cualquier empresa donde la requieran a cambio de un jornal. 3. Aún no ha sido padre -creo que se le ha pasado el arroz-, aunque sí es padrino, de los que regalan chucherías y bicicletas, no de los que mandan arrasar el barrio de la familia rival. 4. Aún no ha muerto, pero tened paciencia que todo llega.
Escritura. / Style.
«Entre los dos grandes géneros clásicos (comedia/tragedia) me suelo decantar por la comedia; desde ella puedo tratar multitud de temas y danzar por entre las bambalinas con total libertad. Aunque con la edad, he de confesar, que he dejado de serle fiel a los seguidores de Aristófanes y he comenzado a flirtear con el lado oscuro y menos amable del teatro. Así he podido librarme del yugo de la risa, tan gozosa, pero al tiempo, tan esclava. No soy autor de grandes máximas, me fascinan la buenas estructuras, poner a trabajar al subconsciente al servicio de la obra y no olvidar el fin último del teatro: la representación. Siento el texto como algo vivo, como unas instrucciones, como una carta de navegación para arribar al puerto correcto. Pueden resonar dos grandes temas en casi toda mi obra: la soledad y crueldad. Trato de usar un lenguaje coloquial, fresco y versátil; que llegue al público con facilidad. Y en ello ando...» (Javier Berger).