I am Miami es una obra de teatro documental verbatim para la que se entrevistaron a sesenta personas de la ciudad de Miami y que se representó durante cinco semanas en Microtheater Miami. Fue un proyecto del Centro Cultural de España con la financiación de la Knight Foundation. Es una biografía imposible de la Babel latina desde los años 80 hasta el día de hoy. Un viaje loco y emocionante por el exilio cubano, las fiestas de Miami Beach, los huracanes o la muerte de Fidel Castro. Un recorrido que entra en las casas de Little Haiti, en los clubs de jazz afroamericanos y en los espectáculos de los drag kings. Es una historia de amor y migración, es el sueño americano y es la migrante ilegal que cruza Centro América en el tren de La Bestia. Conformada por siete historias reales de quince minutos cada una, pueden verse de manera independiente o como una sola pieza.
Notas.
Durante el mes de octubre de 2018 entrevisté a cuarenta personas y realicé dos talleres con veinte niños en la ciudad de Miami. Escuché historias impresionantes de superación personal, de amor, de racismo, de lucha por el medio ambiente, del movimiento queer, historias de exilio, de migración, de cárcel. Escuché de las fiestas glamourosas, de las drogas, de los riots, de la gentrificación de Wynwood, de los huracanes y de Andrew, del tren de La Bestia, de los vuelos de Peter Pan, de los balseros, de cuando asesinaron a Versace, de los terremotos de Haití, de los judíos de Miami Beach. Escuché a landlords, housekeepers, valet parking, obreras de la construcción, artistas, empresarios, periodistas, activistas. Escuché a niños de 8 años y a señoras de 80. Escuché baladas, reggaeton, rumba, electrónica, hip hop, indie, jazz, vallenato, merengue… Hasta bailé danzas haitianas una mañana. Escuché en inglés y en español. Y me volví a Madrid a ordenar todo lo que había escuchado.
Otros datos.
Estreno: Microtheatre Miami, Estados Unidos
Teatro Autor Express, 2019
Publicación: Fundación SGAE
«Mi abuela cada vez que venía a casa decía: “sois una familia de leones”, porque nos encontraba a cada uno con un libro. A la ávida lectura, le sigue el escribir cualquier cosa desde niña: diarios, cartas, cuentos, guiones de programas de radio que grababa. Después llegó Domingo Ortega, director del Aula de Teatro de la Universidad Carlos III de Madrid, que me infundió el amor por el trabajo de participación con el público, el gusto por las versiones personales, el trabajo de elenco. Mis 4 años de producción en el Festival de Almagro fueron mi intensivo en Siglo de Oro, vi y leí mucho. Y luego llegó Vassar College y NYU. En Estados Unidos aprendí que un aula o una cárcel pueden ser un escenario igual de valiosos que el BAM, y me volví a España para ponerlo en práctica. El Cross Border es mi gran familia, el laboratorio donde pruebo, el equipo que me permite caer. 10 años pegada a una maleta, 5 viviendo con un grupo transnacional que es País Clandestino, me han hecho escribir con gentes de todo el mundo, querer mezclar los musicales de Broadway con las danzas típicas de Senegal, escribir para cualquier lugar, pero escribir para ese lugar. Y en esa sigo...» (Lucía Miranda).
Escritura.
«Crecí convencida de que el Ratón Pérez se alojaba en la despensa de mi abuela y que en el final de Caperucita era ella la que devoraba al lobo feroz. Mi abuela y mi madre como narradoras de historias crearon nuevos imaginarios para mí. Los imaginarios conciben roles sociales y estos, patrones de conducta. Esta máxima se entrelaza en mi escritura: historias que provienen de la comunidad y que buscan desarticular estereotipos. No escribo desde la soledad de mi mesa. Sino que me valgo de una grabadora, hago entrevistas o desarrollo talleres de creación colectiva con una comunidad. El teatro documental o el teatro foro son las etiquetas para una dramaturgia contemporánea que parte del otro, hasta el punto de transcribir palabra por palabra como hago con las piezas verbatim, o generar estructuras participativas donde los huecos los rellena el público. Escribo en fin, para poder viajar a sitios como Miami, Guayaquil, La Paz o Buenos Aires. Compartir la comida con sus gentes, perderme en sus álbumes familiares, escucharles, ser un poco ellos a través de su relato.» (Lucía Miranda).
«Actors in my company usually say that I write plays when I am angry about something. Something that has been done to me or to someone who is close to me, leading to feelings of courage, rage and indignation. I get angry, and sit down to write a play. It’s as if I need to create a poetic justice so that I can continue living in peace. As such, the topic of gender inequality covers many different areas: gender-based violence at school, the conditions of carers in the family setting, how our grandmothers lived under the Franco regime and labour conditions for women. I usually create very normal characters, inspired by the people who I have crossed paths with previously. The techniques that I employ with greatest regularity derive from Applied Theatre. The two main axes are works of documentary theatre based on interviews or workshops with a community and theatre plays based on improvisations with a team, with abundant participation and a mixture of worlds: between the oneiric and the reality recorded with my voice recorder. And I love music, so if they tell me to adapt a zarzuela then I’d happily give that a go too!» (Lucía Miranda).