Clara, Miguel y Joaquín estudian, hablan, hacen el amor, se colocan, practican lucha libre, tocan la guitarra y alguna que otra vez van de campamento o de viaje. También vuelan en alguna ocasión. A veces lo hacen todo al mismo tiempo. Son adolescentes y creen vivir sus vidas al filo. Desafían lo impuesto, no quieren reproducir lo que detestan de las vidas de sus padres y de sus abuelos. Hacen y deshacen al margen de lo establecido, con una impronta subersiva, a la vez intensa y hedonista, que los hace seres superiores. Transitan el ilusorio y engañoso camino hacia la pérdida de la inocencia. Al final de él está la madurez y la traición.
Notas.
“Era oscuro, estaba enfadado, era ruidoso, era desacomplejado. Era provocativo y ferozmente independiente, era el frágil sonido de la desilusión, el resentimiento y la desesperación, pero también la voz de la esperanza”. Del punk al grime. Exploro en este texto el desconcertante mundo actual a través de tres adolescentes. Es la edad de la incertidumbre, la inseguridad, la vulnerabilidad extrema. Jóvenes tratando de afirmarse a la vez que piden desesperadamente auxilio. Son incapaces de ponerse de acuerdo con la vida y vagan por el influjo seductor del descubrimiento y el poder transformador del ideal. Todo esto tiene su reflejo en un tono donde está imbricado lo real, lo naturalista, lo poético, y lo alucinado; que parece ser propio de nuestros tiempos.
Juan Montoro Lara pasó por la Escuela de Arte Dramático de Murcia y por el Aula de Teatro de la universidad de la misma ciudad. Por entonces no se le ocurría que podía expresar algo dentro del teatro más que desde la interpretación. La colaboración con pequeñas compañías acrecentó su amor por el teatro y se tradujo en un deseo de conocerlo en todas sus facetas. Unos años de encierro interior al final de la veintena le acercaron a la escritura. Tras esa travesía por el desierto entró en los treinta con muchas ganas de abrirse al mundo y expresar a través del teatro escrito. Participó en talleres con José Ramón Fernández, José Sanchis Sinisterra, José Manuel Mora, María Velasco y Paco Bezerra, entre otros. Desde entonces ha estrenado varias obras con distintas compañías: Nacho Vilar Producciones, Alquibla teatro, Apata teatro y Cía. Ferroviaria son algunas de ellas. En 2012 creó, junto al director de escena Joaquín Lisón y la performer Érika Trejo, el Laboratorio Escénico Los Menos. En la actualidad, su trabajo dramatúrgico se desarrolla en tres vertientes: teatro familiar, histórico y contemporáneo; en un sentido amplio y de juego de lenguajes.
Escritura.
«Aprehensión del mundo. Quiero que todo me interese, que todo me toque y me conmueva. Escuchar. Comunicar. El mayor ejercicio es acotar, definir, delimitar… Dejar algo de lado (todo lo demás), a alguien (el resto de la humanidad) para centrarte en algo. De acuerdo, hay algo de sufrimiento. Y cuando lo haya conseguido, cuando haya decidido qué sacrificar, que será la mayor parte del mundo, intentar que a nada de eso que se ha quedado fuera le sea ajeno aquello por lo que me he decantado. Y, que de alguna manera, aquello por lo que me haya decidido contenga todo lo demás.» (Juan Montoro Lara).
«Apprehension of the world. I want everything to interest me, touch me and move me. Listening. Communicating. The best exercise is to close off, define and set limits. To put everything (everything else) or someone (the rest of humanity) aside, which allows you to focus on something in particular. I agree, there’s a bit of suffering. And when I’ve achieved this, when I’ve decided what I am going to sacrifice and what the main focus of the storyline will be, I will try to make it so that nothing that has been left out is alien to that which I have opted for. In a certain way, that which I have decided upon also contains everything else.» (Juan Montoro Lara).