Marta regresa de un funeral, el de su marido. Se ha ido demasiado rápido, o quizás no. Decidió abandonar el mundo cuando la vejez comenzaba a asomar la patita por la puerta. Marta vuelve a casa con las cenizas y unas copas encima. Y comienza a recibir la visita de personas que se sienten culpables por el suicidio de Alfredo. Sin embargo, ninguno tiene la culpa o la tienen todos, quién sabe. Lo único cierto es que ya no volverá y que Marta, con dolor y humor (negro) habrá de afrontar su vida sin él.
Notas. / Notes on the piece.
Duelo es heredera de un texto mío precedente, la novela "El hijo". No son los mismos personajes ni la misma historia, pero sí es una reflexión sobre la muerte desde los que nos quedamos aquí. Y de como el humor es una veta por la que se escapa en ocasiones el dolor. Del mismo modo, Duelo es una reflexión sobre nuestra vida en sociedad y sobre el tema del suicidio. ¿Es el suicidio de cada individuo un fracaso de toda la sociedad? Esas cuestiones plantea la obra dentro del género de la comedia.
Comencé mi carrera como dramaturgo en el año 2012. Ese año escribí mi primer texto dramático que tuve la fortuna de que fuera premiado y publicado. Desde entonces, he seguido escribiendo teatro con la asiduidad de las peores y mejores adicciones. Debido a que mi formación era en narrativa y guion, durante tiempo tuve la sensación de que cuando escribía teatro estaba adentrándome en una casa a la que no había sido invitado. Solo el paso de los años, las publicaciones y representaciones han conseguido mitigar, que no aplacar, esta sensación de impostura. Sigo trabajando en ello.
Escritura. / Style.
En mis obras suele haber exactamente lo contrario de lo que me propongo. Es como si una fuerza primigenia que emanara del propio texto lo llevara allá por donde desea al margen de mis intenciones. He escrito dramas disfrazados de comedia y comedias que solo se sustentaban en el andamiaje del drama. En mis obras más críticas hay una aparente sensación de superficialidad y en los textos más livianos el lector o espectador descubre al final que el lodo le llega por las rodillas. Esa tensión, esa contradicción, está en mi dramaturgia, la sensación perenne de tratar de escapar de mis obsesiones, de tratar de borrar mis propias huellas en cada nueva obra y terminar, casi siempre, en el mismo lugar en el que comencé porque acabo haciendo exactamente lo contrario de lo que me propongo... como en este texto.